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Un edificio de oficinas moderno necesita una iluminación adecuada para crear un entorno óptimo para la comodidad personal, la productividad y el rendimiento. La instalación de tecnología de iluminación LED eficiente y segura fomenta las sensaciones de bienestar mientras reduce los gastos generales y las huellas de carbono de la organización
La tecnología fluorescente, que todos hemos sufrido en nuestros puestos de trabajo, tiene retardo en el encendido, pierde luminosidad rápidamente y parpadea cuando falla, por eso no resulta ser la más adecuada para crear un entorno óptimo de comodidad. A diferencia de la tecnología LED, las lámparas fluorescentes convencionales emiten luz en todas direcciones, por lo que deben usarse reflectantes en las luminarias para aprovechar la luminosidad.
Además, estas lámparas usan balastros y cebadores para su funcionamiento, elementos que también consumen electricidad. Y eso sin mencionar toda la problemática de contaminación ante eventuales roturas.
La tecnología LED ilumina en una sola dirección y nos permite dirigir la luz con mayor eficacia. En los modelos de tubo LED no es necesario eliminar o inhabilitar las reactancias, aunque esto es recomendado por el ahorro adicional de energía entre 2 y 4 w.
OFICINAS
Hasta un 70% de ahorro energético.
La inversión se recupera en 3 años.
La eficiencia de las luces LED proviene de su capacidad de convertir más energía eléctrica en radiación visible para el ojo humano, en lugar de transformarla en calor y radiaciones ultravioletas o infrarrojas. El parámetro adoptado para identificar la cantidad de luz emitida por una fuente de luz es el lumen (lm). La relación entre el flujo luminoso y la potencia consumida (watts) por una fuente de luz se denomina “eficacia luminosa”. Se obtiene como el cociente entre los dos parámetros y su unidad de medida es el lumen por watt (lm/w).
Los modernos diodos LED de alta potencia proveen entre 100 y 150 lm/w consumido, mientras que una bombilla incandescente convencional apenas llega a los 10 lm/w. Una lámpara de bajo consumo (CFL) alcanza los 60 lm/w, mientras que un tubo fluorescente proporciona 65 lm/w. Hoy en día, la tecnología con mayor potencial de desarrollo consiste en los Leds y fuentes de luz en estado sólido, y aunque los diodos comerciales actualmente disponibles proporcionan 100 lm/w. Ya existen diodos capaces de alcanzar los 150 lm/w.